BLOG JORGE PRIOR / ARTE

Un blog del cineasta JORGE PRIOR, un clavado sobre la imagen, lo que he hecho, lo que quisiera hacer, lo que me seduce de la imagen.

Trayectoria:


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Josep Bartolí y el mago

Un encuentro personal con el pintor Josep Bartolí.

Autoretrato / Bartolí

Los ojos me brillaron cuando recién encontré un reportaje sobre la edición de un libro en España con los dibujos del pintor Catalán Josep Bartolí, La retirada. Yo conocí a ese señor hace mucho tiempo, y este nuevo libro me recordaba otro que había en mi casa y que ya nunca encontré (Campos de concentración), tenía ilustraciones que desde chico me habian sorprendido. Eran dibujos sobre los campos de concentración que los franceses utilizaron para recluir a los españoles que huian de la furia franquista a finales de la guerra civil española.  Dibujos imborrables de mi memoria.  Hice todo lo posible por conseguir esta nueva edición preparada por un fotógrafo sobrino de Josep. Lo logré, por arte de magia llegó a mis manos.

Pero esta historia empieza mucho antes, hace más de 60 años.  Es dificil meterse a los recuerdos de mi infancia, siempre incompletos, y recordar a un visitante ocasional que iba a mi casa, pero esto me ocurrió al menos con Josep Bartolí, debo haber tenido 7 u 8 años. Mi madre lo debe de haber invitado a comer a casa, porque mis recuerdos son siempre alrededor de la mesa redonda del comedor.

Ahí platicabamos, la única pista que tengo de las fechas en que se dió nuestro encuentro es un dibujo de la ciudad de Cholula, Puebla.  A lado de la firma dice 1957. Ese dibujo estaba enmarcado y puesto en mi casa, deduzco a tiempo pasado, que mi madre y Bartolí deben de haber visitado la ciudad y él le regalo el dibujo.

Cholula 1958 / Bartolí

Mi madre Elba debe haber tenido unos 35 años y Josep unos 47. Parece ser que Bartolí, quien llegó como refugiado a México, se estableció en la Ciudad de Nueva York poco después, pero su querencia por México hizo que regresara con frecuencia, era amigo de las Pecanins donde ocasionalmente él exponía sus cuadros en su Galería. Para las fechas de sus visitas a mi casa, el famoso affaire con Frida Kahlo, ya habría concluido;  simplemente porque Frida ya no estaba en esta tierra. ¿Qué características tenía la amistad con mi madre? ¿Cuándo, cómo y dónde se conocieron? No tengo la menor idea.

 

Pero el recuerdo de él se fijó en mi, no sólo por su presencia carismática, sino porque también me dejó testimonios en papel, me regaló unos dibujos.

Bueno, uno mas bien fue un boceto hecho a la carrera sobre la mesa del comedor, seguramente yo tendría que asistir disfrazado a la escuela o a una fiesta y teniamos que pensar en algún motivo adecuado.  En esa mesa se decidió que tenía que ser un mago. Así en trazos rápidos dibujó al personaje que proponía: una especie de camisón largo me llegaría a los pies, sugirió que la tela de fondo fuera de color negro o rojo, y que tuviera pegotes de estrellas y planetas dibujados en amarillo. También barba, lentes, etc.. Aquí muestro el dibujo que siempre guardé, y que a fin de cuentas es el que mantuvo vivo en mi memoria a aquel pintor catalán.  El haber portado el disfraz, rememorar la fiesta o evento al que asiste con el, no lo recuerdo; pero tengo la certeza de que mi madre elaboró aquel atuendo.

El mago / Bartolí

S/N Bartoli

Además de los dibujos, nos obsequió dos cosas mas, a mi madre, y por tanto a mi casa, un cuadro al óleo. Y aquí recuerdo perfectamente dos comentarios que me hizo Josep, uno, que era el que mas me llamó la atención, era un juego, es que el cuadro aunque fuera “fijo”, se movía. Si ponía atención, el contraste de los colores, el rojo con azul, hacia que “el ojo” tuviera problemas para afocar, y por tanto la pintura, saltaba. Y si, a la fecha, brinca.

De chico, eso me sorprendió muchísimo, se me hizo divertido, y el cuadro se volvió mi favorito, se quedó colgado ahí en el comedor frente a la mesa. Y de vez en cuando, pasaba, me detenía ante aquellos chillantes colores y veía los brincos.  El otro comentario que me hizo, fue el de la luz, me enseñó que siempre había que colocarse con la luz a tus espaldas, así como él se colocaba en la mesa de nuestro comedor, porque de esa manera, lo que vieras estaría con la mejor luz, me dijo y aprendí que esa es la mejor manera de observar.

Boxeadores / Bartolí

Quizá por eso hago cine, bueno, pero pura especulación porque debí de haber tenido solo ocho años, y además, generoso, me regaló un dibujo extraordinario de unos boxeadores, lo considero mágico:  fuerza, abrazo, lucha, sigue conmigo.  Ya con el tiempo, me parece un símbolo de su vida. Tuvo que huir de la huestes franquistas, luego de los campos de concentración franceses que son una vergüenza histórica, peleó dibujando y escapando. Se fugó arrojándose de un tren que lo quería trasladar a un campo de exterminio nazi.   Los boxeadores se pelean, se abrazan, son fuerza y determinación.


El dibujo de Bartolí es una fuerza enorme, no es un dibujo realista, siempre está interpretando lo que ve, lo que recuerda o lo que imagina. El calificativo de su trabajo, que me parece inapropiado, sería el de caricaturista, porque siento que esto traiciona su lectura, me parece limitado. Sus trazos son implacables en su expresión.

Prisioneros del campo de concentración

Francisco Franco y su corte

La perseverancia de la memoria, de mi infancia a ahora, se reaviva por la relectura de los dibujos de “La retirada”; me sorprendó a mi mismo al poder recordar esos momentos aislados que viví con aquel adulto pintor, y la relación de afecto que ha perdurado a lo largo de la vida.  Lo admiro porque con mis escasos años, me platicó, me dedicó parte de su tiempo y su obra. Incluso el impacto de sus dibujos, repito, nunca se borraron de mi mente, aunque cuando de jóven ví esos barrocos trazos, no pude haber comprendido cabalmente lo que significaban: que Josep haya estado presente en esos lugares, lo que significaba la guerra civil española, que por azares o por decisión eligiera a México como su destino de refugiado.  Para mi era solo un simpático amigo de mi madre.  Lo que si comprendí, fue la rudeza de aquellas imágenes, los malos  eran grotescos, monstruosos, presumidos y odiosos personajes. Los buenos, arremolinados, desprotegidos, flacos, tristes.

México tuvo un papel destacado en ayudar a los españoles que huian de la violencia franquista, y acá llegaron artistas, doctores, intelectuales destacados.

Dibujo que ilustra la importancia que tuvieron México y La U.R.S.S. para el incansable Josep Bartolí. Varios barcos zarparon de puertos franceses para llevar a tierras seguras a los perseguidos republicanos.

Cito al sobrino de Bartolí, Georges un fotógrafo que ha rescatado su obra, y  ha hecho posible la edición de La retirada.

El 19 de febrero de 1939 cruza la frontera, a pie, en plena montaña, por Lamanère, el pueblo más meridional de Francia, junto a un millar más de españoles y con los fascistas pisándole los talones. Es internado en un campo de concentración tras otro: Lamanère, Argèles, Saint –Cyprien, Riversales y Barcarès. Es precisamente en Barcarès , cerca de Perpiñán, donde contrae el tifus. Hospitalizado de urgencias, se escapa con la complicidad de un oficial francés. Pero lo capturan enseguida y lo transfieren  al campo de Bram, cerca de Castelnaudary;  justo al lado de una estación de la que partían, a todas horas, los convoyes enviados por la administración francesa hacia España.

 Josep esquiva por los pelos el campo disciplinario de Gurs, de donde debía ser devuelto a España, es decir, hacia una muerte segura. Mi tio no era el tipo de vencido que entrega las armas. Vuelve a huir, llega hasta París, donde se encontraba ya uno de sus hermanos, con el que trabaja para espectáculos del Folies-Bergère y del Moulin-Rouge. Justo después de la invasión alemana, abandona París ocupado, se esconde en un primer momento en Chartres, antes de partir hacia Burdeos, pasando por Orleans, con la esperanza de encontrar un barco que lo lleve a México. Se libra de numerosas detenciones antes de ser, finalmente, capturado por la Gestapo de Vichy. A punto de ser deportado a Dachau, consigue de nuevo escapar y se refugia en Valras.

Después de muchas peripecias, y gracias a una red de ayuda de refugiados judios, se embarca en Marsella en el Lyautey. Desembarca en Tunez y, pasando por Oran, llega hasta Casablanca, de donde partirá por fin a México.

La prensa de arena

Fue en el campo de Barcaès donde empezó a dibujar bocetos en un pequeño cuaderno que escondía para no atraer la atención de sus carceleros y que permaneció enterrado en la arena cuando le ingresaron en el hospital. Lo recuperó al salir. Continuó su <<obra de resistencia>> detrás del alambre de púas. En Bram por primera vez obtuvo una libreta de dibujo que constituyó la base de su trabajo.


He elegido solo unos ejemplos de los dibujos, en el libro “La retirada” donde están comentados, e impresos de manera ejemplar. 

Vista de mosca. Guardia francés que vigila y acosa a los concentrados. No deja de haber, a pesar de la tragedia, humor. Bartolí se burla de sus carceleros. Esto sólo habla de su espíritu invencible, ante la adversidad, la risa.

Un cuaderno con notas y dibujos escondido en la arena, se ha vuelto el arma más terrible, el arte de su lápiz oculto ha derrotado el olvido, con su diestra mano traza aquí a sus compañeros de encierro, hambre y tortura.

Georges Bartolí al final complementa la edición del libro de su tío con fotos que tomó en los campos de concentración en la actualidad, siguen ahí como testimonios de las bárbaras complicidades de las autoridades francesas con los nazis.   Actualmente, en este año de 2022, hay una exposición en el antiguo campo de concentración de  Rivesaltes, se llama Josep Bartolí, los colores del exilio.

Georges Bartolí al final complementa la edición del libro de su tío con fotos que tomó en los campos de concentración en la actualidad, siguen ahí como testimonios de las bárbaras complicidades de las autoridades francesas con los nazis.   Actualmente, en este año de 2022, hay una exposición en el antiguo campo de concentración de  Rivesaltes, se llama Josep Bartolí, los colores del exilio.


Si bien estos dibujo son muy llamativos, Bartolí no se limita a esto, su obra pictórica es muy completa e importante.  Dejó México y se fue a vivir a Nueva York, desde los años cincuenta, ahí fue parte importante del movimiento pictórico conocido como de la Calle 10,  Rothko, Pollock, De Kooning. Trabaja como ilustrador con sus dibujos en la revista Hollyday.

Josep Bartolí es algo de lo que aquí se menciona, de lo mucho que se puede hablar de él, pero esto a final de cuentas es un artículo muy personal, donde mi propósito fundamental es hacer honor a la memoria de mi amigo de la infancia.  Me cuesta trabajo verlo, como la víctima o el héroe de los campos de concentración, mi experiencia personal sólo me habla de su calidez, de su empatia que parece haberla tenido no sólo conmigo sino con mucha de la gente a la que conoció.  Hoy en dia el único sueño que no dejo de tener es poder hacer un documental sobre él, me encantaría ir a Barcelona, ver de donde salió, de esa familia de escenógrafos, artistas, rebeldes. Reandar sus andanzas en México y los Estados Unidos, Frida Kahlo, Las Pecanins, mi madre, sus amistades. Su esposa en Nueva York.  Es probable que la relación con mi madre también haya tenido que ver con Nueva York, ahí tenia yo una madrina de origen cubano, gran amiga de mi madre,  que departía con muchos artistas en aquel Manhatan legendario, que sé yo, tanto por investigar, averiguar. Y eso solo puede pasar con alguien que te mueve las entrañas y la memoria.

El mago

Lo que si haré un día de estos, es dar vida al disfraz que Bartolí imaginó para mí, para “el jefe”, y aunque lo haga 60 años después, me volveré mago.  Me vestiré con ese camisón negro o rojo, adosado con cometas, estrellas y lunas amarillas, me pondré la barba larga blanca, los lentes de sabio, y el sombrero de cucurucho. Y tendré la varita mágica en mis manos; servirá para agitarla, y por arte de magia, de esa que poseía Josep, con un toque,  haré que él reaparezca. 

   Larga vida a Josep Bartolí.

Homenaje a las mujeres del mundo / Bartolí

Bibliografia:

La retirada, éxodo y exilio de los refugiados españoles. Relato de  Laurence García, Dibujos y fotografias de Josep Bartolí. Ed. El mono libre, 2020, España.

Campos de concentración 1939-194…. Molins I. Fabrega, dibujo Josep Bartolí. Ed. Iberia, México.

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Tropiezos de la memoria, María Asúnsolo

Jorge Prior

María en su recámara, admirando una Madonna. En el tocador está lo que supongo es la foto de su padre el revolucionario General Asúnsulo.

María en su recámara, admirando una Madonna. En el tocador está lo que supongo es la foto de su padre el revolucionario General Asúnsulo.

Al ordenar los desbarajustes que uno tiene, se encuentran cosas, imágenes. En un mueble donde guardo fotografías me topé con un sobre de manila que decía María Asúnsulo.  De inmediato me asaltaron sonidos e imágenes. Saqué aquellas fotos para volver a mirarlas después de no sé cuántos años. Lo cultivado en el pasado aflora, me vuelve a llenar la imaginación, fue algo que dejé flotando

Uno de los proyectos de documental que se me quedaron en el camino fue el de María Asúnsulo, mujer que fue todo un mito en su época, con fama de bella, inteligente  y simpática, tan fue así que la retrataron casi todos, Raúl Anguiano, Jesús Escobedo, Federico Cantú, Diego  Rivera, Guerrero Galván, Carlos Orozco Romero, de hecho hubo o hay una sala del Museo Nacional de Arte donde se pueden apreciar muchos de estos retratos, sin embargo, destacan dos pintores por su relación con ella, David Alfaro Siqueiros con quien tuvo un amorío y de quien se dice que fue la pasión de su vida, y su gran amiga María Izquierdo.

María Asúnsulo y María Izquierdo juntas, grandes amigas. Aquí el cuadro que le hizo.

Por azares del destino tuve que ver con María por una tía mía, Olvido, era su amiga y la frecuentaba, y yo acompañé algunas de esas visitas en una casa del Pedregal de San Ángel. Era muy pequeño como para ahora recordar muchas cosas. Sólo quedan retazos.  Lo que si sé, es que relaciono irremediablemente una canción con ella, una que lleva su nombre, o se cantaba en esa casa, o la cantaba yo también, son de esas asociaciones de la memoria que aún permanecen.  Esa letra, esa música y ella para mí son lo mismo.

Mariquita linda,
ya me voy porque tú ya no me quieres

como yo te quiero a ti.

Adiós, chaparrita chula,

ya me voy para tierras muy lejanas

y ya nunca volveré.

Adiós, vida de mi vida,
la causa de mis dolores,
el amor de mis amores,
el perfume de mis flores,
para siempre dejaré.

Adiós, Mariquita linda,
ya me voy con el alma entristecida
por la angustia y el dolor.
Me voy porque tus desdenes,
sin piedad han herido para siempre
mi pobre corazón.

Adiós, mi casita blanca
la cuna de mis amores.
Al mirarte entre las flores,
y al cantarte mis dolores,
te doy mi postrer adiós.


— Marcos Augusto Jiménez Sotelo

María A. por Federico Cantú

Ella es una imagen muy poderosa, y por ello fascinó a los pintores, y a los poetas. Es extraordinario que tantos artistas la hayan elegido. Ermilo Abreu Gómez sobre ella:

"María Asúnsolo es como el último ángel que asciende al cielo, o como el último que baja a la tierra. María Asúnsolo va por los caminos de la vida, libre de toda pesantez. La huella de su sombra ondula en la claridad del viento. Un día desaparecerá como desaparece la neblina en el caracol de la brisa; cuando esto suceda, habrá un lucero más en el cielo y un pétalo menos en todas las rosas".

Aquí María con su mascota en su casa, le acompañan los cuadros que le hiciera David Alfaro Siqueiros, cuando era niña, y luego la mujer que lo sedujo.

Ya de adulto, mi tía me volvió a invitar a esa casa, solo que ahora la estaban desarmando, la acababa de vender, se fue a vivir a Cuernavaca a una casa más pequeña, y por tanto ofreció a sus amigas plantas en maceta que no le cabrían en su nueva casa.  Así, volví ya de joven a esa casa medio vacía. De esa visita me quedé con una maceta que tenía un cactus que aun cada primavera avienta una de las flores más bellas que he visto.  Otro recuerdo visual.

La última vez que la vi, es que un admirador de ella, su vida y sus cuadros, un francés apasionado del arte mexicano que me decía que no conocía a alguien en el mundo que la hubieran pintado tanto, me pidió que se la presentara.

María A. por Jesús Escobedo

María A. por Jesús Escobedo

Fuimos a Cuernavaca, platicamos, quizá yo por primera vez. Ella ya mayor, deliciosa y amable, y seductora como fue toda su vida. 

Son recuerdos de imágenes y sonidos, se quedan en la memoria, son solo impresiones de lo que fue aquello, no tengo una narrativa mayor. Me quedan de ella unas fotos, una flor, una canción, y mi memoria fragmentada.

 


Fabienne Bradu escribe sobre ella en el libro Damas de Corazón (FCE).

María Asúnsulo, San Luis Misuri 1904- Cuernavaca 1999

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German Venegas, “El Ahuehuete multiojos”

Autorretrato Germán Venegas

Autorretrato Germán Venegas

Allá en los noventa emprendí un viaje a la Magdalena Tlatlauquitepec, en Puebla, íbamos llevados de la mano por German Venegas, a visitar su pueblo y su familia. Estaba grabando uno de los primeros documentales que hice para la serie Galería Plástica de Canal 22. Fuimos porque me quería mostrar el origen de su devoción por la madera, y por las formas y la estética de su pueblo. Un largo camino de ida y vuelta donde me platicó de sus tiempos de la escuela, del reventón, de muchas cosas.  La mejor memoria es ahora el documental, pero la experiencia y recuerdos personales son aparte. Notable fue visitar a una mujer alfarera que esculpía ollas sin hoyo, o sea no ollas, coronadas con cabezas de burro, o de mujer, a veces bellamente monstruosas, German la admiraba, le compramos varias. También recuerdo unos largos palos de madera. Y una escultura que hizo German para la iglesia del Pueblo, muy tradicional, quizá lo mal recuerdo, pero creo se trataba de un San Martín Caballero.

Buda

Buda

Y ahora, muchos años después pasé a visitar su exposición en el museo Tamayo. (2019) La vista liga mi memoria. En estas nuevas piezas persiste esa misma línea de trabajo visual de Germán. Yo diría que el principal maestro de Venegas ha sido “el Ahuehuete”, si, estos árboles longevos, inmensos, sabios que sacan de sus entrañas formas inverosímiles y vivientes.  Sé que German caza estos árboles, en cuanto se entera de que alguno esta por fallecer, va y lo rescata, les da una nueva vida. Aunque solo especulo, pero el enorme Buda que se presenta en la exposición del Tamayo ha de ser uno de estos sabios Ahuehuetes, y el alma del árbol le dictó a Germán por donde irse. No le resto méritos al artista, no cualquiera saber escuchar los murmullos de la madera.

La agradable sorpresa en esta exposición es que aparte de la madera, también le gusta meterse en la piel de la pintura. Nos planta enfrente un cuadro pintado digamos de manera clásica (El violín y la flauta) y luego, nos muestra las muchas maneras de ver lo mismo. Y para mí, para entender que algo puede ser visto siempre novedosamente es alimento de la vista. Los cuadros, o el cuadro, va cambiando y ahí empieza una travesía, en la introducción de la exposición dicen que es un recorrido por la historia de la pintura, para mí, es un viaje por la historia de la mirada y de la imaginación.

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Generalmente, la visión cambia de un pintor a otro, de un cineasta a otro, de una época a otra, lo sensacional de estos cuadros, es que estos cambian frente a nosotros, de Venegas a Venegas, y en el mismo instante.  Nos alerta de que nuestra mirada no es única, que lo que vemos, lo podemos ver de muchas maneras, en varios tiempos, en tonalidades distintas, y la referencia es la misma, pero la lectura es diversa. Y esto, es la esencia del arte: la sorpresa y la multiplicidad, y cuando como espectador lo sientes, te metes al precipicio de la imaginación. ¿Dónde está la originalidad? ¿Cuándo un creador de imágenes o universos, pintor, cineasta o escritor está proponiendo una nueva visión?  Este es el reto de la creación. Hay quienes fallan, hay quienes aciertan.  Germán, le da al clavo.  Y cuando lo hace con las mujeres que pinta, hay que sumarle, el erotismo y el suspiro.

 

Aquí les dejo un fragmento pequeño del video de Germán de los años noventa. Filmado en Puebla, y con su exposición de aquellos años en MARCO Monterrey.

VISITA al Pueblo de Germán, a su pintura, a sus esculturas. Un testimonio del arranque de un gran artista.

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